Wednesday 17 June 2009

Malabaristas y un viaje sin fin


A la realidad de los servicios de salud en muchos países del mundo le dan forma una serie de organismos con funciones diversas: regulación, diseño de políticas y salud publica (el estado), implementación, acreditación, educación, investigación. La existencia de las funciones ya delineadas es variable dependiendo del país; la alineación de dichas funciones es un reto que requiere una visión profunda y sistémica. Incluso en los mejores sistemas de salud, estas funciones están en constante roce y tensión.

A esto se le suma la problemática de salud publica, la maravillosa posibilidad de acceso a la infomación por parte de pacientes y sus deseos idiosincrásicos, la complejidad bio-psico-social del ser humano, y los aspectos culturales de las diversas profesiones involucradas con la prestación de servicios. El resultado es un altísimo grado de complejidad.

Estamos constantemente haciendo sentido de nuestra realidad, tratando de mantenernos al dia, identificando patrones y oportunidades. Me atrevo a compartir un par de principios básicos para manejar la complejidad ya esbozada a nivel institucional:

- Claridad de objeto o propósito: como institución o ente, por que existimos? Como individuos, como seres humanos, por que trabajamos en salud?
- Claridad de metas: La base de cualquier sistema es el sentido de dirección - bien nos decía el maestro Deming que un sistema sin una meta, no es un sistema
- Conversaciones basadas en la medición en el tiempo, no en la anécdota: nuestra tendencia es a ser generosos con nosotros mismos (‘seguro, yo soy excelente en lo que hago’). Las conversaciones basadas en hechos (datos sólidos en gráficos de tiempo para entender su variabilidad y tendencias) generan diálogos hacia la mejora y pasan por encima de cualquier tema de política o personalidad. Hay gente que nunca esta contenta con los datos disponibles, pero su argumento se debilita con el paso del tiempo. La precondición de este principio es tener sistemas de información que generen datos de gran utilidad, y la pregunta que debemos hacernos es tal vez que medimos? Por que? Estas medidas están alineadas con nuestro propósito, nuestras metas? Las medidas deben ser balanceadas por ejemplo, a través de un compás de valor que incluya resultados clínicos (mortalidad, morbilidad, etc.), resultados funcionales (función física, salud mental, capacidad social), costos (directos y también costo social de una dolencia o enfermedad), y satisfacción (de pacientes y profesionales)
- Poder descentralizado a los microsistemas clínicos: al fin y al cabo, es allí donde los pacientes interactúan con organismos que prestan servicios, y es allí donde se genera dia a dia un conocimiento profundo de una realidad en constante flujo. Una vez descentralizado el poder, el reto es alinear meso sistemas y macrosistemas para apoyar continuamente a dichos microsistemas


En fin, me interesa saber de Uds.: que otros principios proponen? Que organismos los regulan, acreditan, producen políticas, etc.? Como balancean las aspiraciones de sus profesionales con las necesidades y deseos de sus pacientes? Que tan claro tienen su propósito, sus metas, y que tan profundamente están alineados sus indicadores de medición con ellos? Cuanto poder esta descentralizado para fomentar la creatividad y el liderazgo de los microsistemas de sus organizaciones?


La visión análoga que tengo en la cabeza con la complejidad en salud es aquella de un malabarista tratando de mantener cinco pelotas en el aire al mismo tiempo mientras se balancea en una cuerda floja. El reto sigue vivo y el viaje de mejora de calidad continua en salud no tiene fin.