Monday, 22 February 2010

RECETAS Y AUTOEVALUACION: 7 principios, 5 imperativos, una responsabilidad


Swensen et al, New England Journal of Medicine, Enero 2010 (www.nejm.org), refiriéndose al sistema americano de salud:

“Our current health care system is essentially a cottage industry of nonintegrated, dedicated artisans who eschew standardization. Services are often highly variable, performance is largely unmeasured, care is customized to individual patients, and standardized processes are regarded skeptically. Autonomy is hardwired into the system, because most physicians practice in small groups with limited oversight or coordination”
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La dura autocrítica publicada en el NEJM puede ser vista como oportunismo político, ligado al proceso de reforma de la salud de Obama en los EEUU. Yo creo que va mucho más allá, y sus mensajes se hacen presentes en muchos sistemas alrededor del mundo. El contexto socio político y económico de los EEUU es completamente distinto al de Latinoamérica, pero hay realidades y retos universales en la prestación de servicios de salud. Por eso les ofrezco un par de ‘recetas’ que no pretenden ser prescriptivas, sino una oportunidad para trazar paralelos y reflexionar acerca del propósito pasado, presente y futuro de nuestras conductas individuales y grupales como profesionales de la salud.


Los siete principios de la vida pública (Informe Nolan)

El informe Nolan del Reino Unido define los siete principios de la vida publica, en una lista que me llama la atención y que en los últimos meses ha dado mucho de que hablar por estos lares. A petición del Primer Ministro británico, a finales de 1995 se constituyó un Comité de Expertos para proponer Normas de Conducta en la Vida Pública (la actividad parlamentaria y administrativa). La lista final es la siguiente:


Capacidad de asumir el interés público (Selflessness): deberá adoptar sus decisiones únicamente en aras del interés público. Nunca actuará a fin de obtener beneficios económicos o cualesquiera otros beneficios materiales para sí, su familia o sus amigos.
Integridad: no debería ponerse en situación de contraer obligaciones financieras ni ninguna otra con individuos u organizaciones que puedan influir en el desarrollo de sus actuaciones públicas.
Objetividad: en el desempeño de actividades públicas, incluyendo los nombramientos de cargos públicos, la firma de contratos, o la recomendación de individuos para premios y beneficios, basará todas sus elecciones en el principio de mérito.
Responsabilidad: es responsable de las decisiones y actos que afecten a la sociedad y debe someterse a cualquier tipo de control que se considere necesario.
Transparencia: deberá ser tan transparente como sea posible respecto a las decisiones y actos que adopte. Sólo restringirá la información cuando claramente lo exija el interés público.
Honestidad: tiene el deber de declarar cualquier interés privado que pueda guardar relación con sus actividades públicas y adoptar cuantas medidas sean necesarias para resolver cualquier conflicto que pudiera surgir de modo que quede salvaguardado el interés público.
Capacidad de decisión (Leadership): deberá promover y respetar estos principios como modelo en la toma de decisiones.

Los lectores pueden explorar los posibles paralelos con la practica clínica o gerencial en salud. Los profesionales de la salud no son necesariamente empleados ‘públicos’, a menos que trabajen para el sistema nacional. Pero existe un argumento generalizador; la provisión de salud es obligación de todo Estado y un derecho humano, por lo cual puede derivarse que (todos) los profesionales de la salud son de alguna manera por su función en cualquier sociedad (bienestar bio-psico-social), servidores públicos.

Los cinco conceptos transformadores (
http://qshc.bmj.com/content/18/6/424.full Transforming healthcare: a safety imperative)

Un grupo importante de pensadores del presente y futuro de la salud en los EEUU publicó (en Noviembre 2009) el articulo al que hago referencia, en el cual hacen una reflexión de los cambios y mejoras en la prestación de servicios de salud desde la publicación del informe ‘Crossing the Quality Chasm’ hace casi diez años, cuyo planteamiento fundamental es que ‘entre el sistema de salud que debiésemos tener y el que tenemos, no hay una brecha, hay un abismo’. Su conclusión es que la velocidad de mejora es de ‘tortuga’ y para aumentar el ritmo hay cinco ‘imperativos’:

Transparencia
Plataforma integrada de atención
: atención centrada en el paciente; asignación de trabajos; soporte (personas, herramientas, sistemas); enlaces con la comunidad; gerencia constante de la variabilidad (enfoque en la confiabilidad)
Involucrar al consumidor (paciente): ‘Nada sobre mi, sin mi’
Disfrute y significado en el trabajo
Reforma de la educación medica


Autoevaluación

Quejarse de las deficiencias de cualquier sistema (político, de salud, o en cualquier otro ámbito) es casi parte de nuestra composición genética, mientras dejar de ser cómplice de una realidad con la cual no estamos completamente contentos, o que no esta alineada con nuestros principios mas profundos, y tomar la decisión (proactiva) de hacer algo al respecto es mucho mas difícil. Si a esto le sumamos un medio ambiente lleno de incertidumbres y en el cual los ‘atajos’ se convierten en un medio de sobrevivencia netamente individual, las soluciones coadyuvantes al bien social o comunitario se complican. Todo cambio comienza con una provocación, y el primer paso es tal vez mirarnos al espejo hacer la reflexión introspectiva.

Las preguntas de autoevaluación alrededor de todos o cualquiera de estos ‘ingredientes’ para una ‘receta’ de excelencia humana y profesional pueden enmarcarse de cualquier manera, pero son muy simples de responder. Es mas, se puede considerar un ‘rango’ en cada una de ellas (por ejemplo, del 0 = nada al 10 = totalmente), así como preguntas en primera persona (“que tan transparente soy yo como profesional de la salud”), en términos de nuestra contribución individual (“cuanto contribuyo, a través del ejemplo que refleja mi trabajo diario, a que el sistema en donde trabajo sea…”), o a nivel institucional (“que tan transparente es mi institución”).

El resultado es netamente individual, pero los dos mensajes vitales son clarísimos: la mejora continua de calidad y seguridad del paciente en cualquier sistema de salud del mundo requiere una búsqueda constante, es un viaje y no un destino único o definitivo; y la responsabilidad de darle rumbo, ritmo y velocidad a dicho ‘viaje’ comienza con cada uno de nosotros como personas individuales, con la ética y los principios de nuestro trabajo diario.

No dejen de mandarme sus comentarios en el enlace de abajo o directamente. Hasta pronto.